Si te has comido un delicioso pastel o una caja de chocolates en una sola sentada, y acto seguido piensas: “¡No me lo hubiera comido!, este blog es para ti.

Los peligros de comer con culpa

La mayoría de nuestros problemas con la comida: ya sea comer de más, comer muy poco o incluso dejar de comer tienen que ver directamente con nuestras emociones y la forma en la que éstas pueden dañarnos. A decir de la psicóloga Leticia García (Sociedad Psicoanalítica de México, SPM), la culpa es un indicador de que lo que estamos haciendo, de algún modo, daño a nuestro cuerpo, salud o emociones.

Lo que hacemos al comer demasiado es usar los alimentos para lidiar con nuestras emociones negativas. El problema es que al “ahogar” nuestros sentimientos con comida nos sentimos bien por un momento (placer inmediato), pero este sentimiento de bienestar rápidamente es reemplazado por la culpa y la vergüenza. Estos sentimientos nos llevan a comer de más – otra vez – y caer en un círculo vicioso.

Por si fuera poco, comer con culpa nos produce ansiedad. Cuando nuestro cuerpo percibe esta ansiedad, el hipotálamo (una glándula del tamaño de una almendra situada en el centro del cerebro) manda una señal para que se produzca adrenocorticotropina (ACTH). Esta sustancia estimula las glándulas suprarrenales para que produzca una hormona llamada cortisol, también conocida como la “hormona del estrés”. Cuando producimos demasiado cortisolnuestro cuerpo comienza a acumular grasa, sobre todo alrededor del abdomen.

Reconcíliate con la comida

Los alimentos no son ni buenos ni malos en sí mismos, ésas son etiquetas que nosotros les asignamos. El problema es que cuando comemos alimentos que consideramos “malos” nos sentimos culpables, y ni siquiera lo disfrutamos. Por ello, lo mejor es considerar nuestra relación con la comida desde un ángulo mucho más positivo.

Aquí te dejamos algunos tips que te pueden ayudar a reconciliarte con la comida:

  • No te critiques todo el tiempo. Silencia esa voz en tu cabeza que constantemente te desaprueba. Empieza por decirte que te amas y que por eso te cuidas.
  • Disfruta de la comida. Recuerda que los alimentos que consumes son los que te dan la energía que necesitas a diario, y que no tiene porqué ser insípida.
  • No se trata de “ponerte a dieta”, sigue un régimen que te permita tener un peso saludable, pero también una vida plena y feliz. Aquí podrás encontrar algunas deliciosas recetas.
  • Para de comer cuando estés satisfech@. Tu cuerpo es muy sabio y te transmite una señal de saciedad cuando ha consumido lo necesario. Escúchalo.
  • Come sólo cuando tengas hambre físicamente. Si “de la nada” tienes un irresistible deseo de comer algo en específico, es un antojo. Si ya te sientes satisfech@, pero no puedes dejar de comer, es ansiedad. El hambre “verdadera” es acumulativa y te provoca una sensación de vaciedad y hasta dolor en el estómago.

Debemos aprender a ser más flexibles con nosotros mismos y con lo que comemos, así disfrutaremos más nuestros alimentos sin culpa, e incluso nos será más sencillo llevar una alimentación más balanceada en la que incluyamos todo tipo de alimentos. ¿Qué esperas? #YaDecídete.