¿Cuántas veces has decidido ponerte a dieta, tan solo para llegar a casa y ver que tu familia pidió pizza para cenar? ¿o que decidieron salir a comer unas apetitosas hamburguesas o unos deliciosos tacos? Seguro que nos ha pasado a más de un@ y  que sabemos lo frustrante que es.

Ponerse a dieta y bajar de peso puede resultar un reto mucho más difícil de lo que imaginamos.

  • Primero, hay que decidirse a hacerlo; sabiendo que durante un período más o menos largo dejaremos de comer todas esas delicias que nos causaron el sobrepeso. Cuestión de decisión y mucha voluntad.
  • Segundo, decidir qué régimen alimenticio es el que mejor nos va. Una buena dieta (de ésas que sí funcionan y que no nos hagan recuperar el peso en unos cuantos días) debe estar recomendada por un especialista con base en nuestra constitución física, estado de salud y que se adapte a nuestras necesidades personales.
  • Tercero, no romperla. Aquí llegamos a un punto crítico, en el que la fuerza de voluntad no debe ser sólo personal, sino todo un trabajo en equipo.

¡Haz de tu familia tu mejor aliado!

Aquí te damos algunos consejos para que tu familia pueda ser un aliado en tu dieta y no un obstáculo:

  • Dile a tus familiares que vas a hacer algunos cambios en tus hábitos, que lo haces por mejorar tu salud. A veces, una conversación puede lograr que dejen de ofrecerte los alimentos que quieres evitar y hasta puedes intentar que cambien, junto contigo, algunos de sus hábitos.
  •  La obesidad ya está considerada como una enfermedad en los EEUU, en donde alrededor de 78 millones de adultos y más de 12 millones de niños, la padecen. Ante estos datos, seguro no te será difícil encontrar familiares, amigos o compañeros de trabajo que también quieran iniciar un programa para adelgazar. Algunas investigaciones afirman que cuando alguien baja de peso, las personas a su alrededor también se motivan a perder algunas libras.
  • Si hacer cambios radicales en tus hábitos es bastante difícil (aun cuando estás convencido de su beneficio), imagina imponerlos a toda tu familia. Lo mejor es ir haciéndolos paulatinamente y procurar que no sean muy notorios. Eso evitará que atraigas atención innecesaria. Por ejemplo, si vas a una reunión familiar, lleva tú comida saludable, pero no grites a los cuatro vientos que estás a dieta.
  •  Una pérdida de peso sostenida suele acompañarse de un incremento en la actividad física. Puedes organizar salidas y paseos en familia, actividades en que todos participen y estén en movimiento. No olvides llevar comida sana y evitar consumir alimentos chatarra, procesados o sodas.

Cuando aquellas personas que nos son más cercanas no nos respaldan, suele ser muy complicado lograr nuestros objetivos. Así que, si realmente quieres tener un peso saludable, #YaDecídete e involucra a tus amigos y familiares. ¿Qué esperas? No sólo te harás un bien a ti mism@, sino a tod@s a tu alrededor.

Seguramente, cuando ell@s empiecen a ver tus progresos, no sólo te apoyarán, sino que se unirán a tu esfuerzo.