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Sin duda, la felicidad es nuestra máxima meta en la vida. Todos buscamos, desde nuestras trincheras, una fórmula o algún método que nos ayude a lograrlo. Desgraciadamente, la mayoría de nuestros esfuerzos no dan resultado o nos traen una felicidad de muy corta duración.

¿Y si te dijera que existen algunas técnicas que podrías fácilmente incorporar a tu rutina diaria y que te harán más feliz? Suena bien, pero antes de llegar a eso, vamos a explicarte cómo funcionan las emociones y qué tienen que ver con que seamos felices.

Cómo nuestras emociones nos pueden llevar (o no) a la felicidad

Las emociones son la “sal y pimienta» de nuestras vidas, y son una reacción a factores externos. Así, tienen influencia sobre cómo actuamos, aunque no siempre sea de la mejor manera. Por ello es importante aprender cómo nos afectan y cómo podemos sacar la mejor ventaja de ellas.

Empezaremos por explicar que las emociones tienen aspectos mentales y físicos. Lo mental tiene que ver con cómo nos sentimos acerca de algo o de alguien, y cómo esto nos afecta; el otro aspecto es la respuesta física que tenemos ante esa emoción.

Lo que no podemos perder de vista es que las emociones negativas – con todo y lo que puedan dolernos – también son importantes. Nos ayudan a mantenernos alerta sobre personas o situaciones de peligro. De hecho, los estudios muestran que el patrón psicológico más sano es estar abierto a una amplia variedad de emociones. De ese modo, no nos perderemos partes valiosísimas de la experiencia humana.

La felicidad en teoría

Hay muchas teorías sobre cómo las emociones pueden moldearse, pero una de las más interesantes es la teoría del feedback facial. Según esta teoría, la forma en que gesticulamos (p. ej., sonreír, fruncir el ceño) pueden hacer que nuestras emociones sean más o menos intensas. Entonces, si sonreímos continuamente (en un esfuerzo consciente), disfrutaremos mucho más de todo que si estamos con el ceño fruncido.

Utilizamos el feedback facial para reconocer las expresiones emocionales en otras personas. Cuando vemos que otros sonríen, nos sentimos inclinados a sonreír también, y eso ayuda a que nuestro cerebro entiende las emociones de los demás.

La felicidad puede entrenarse

La psicología positiva es un campo de estudio científico que busca acciones o ejercicios que puedan incrementar la felicidad. La idea es que, si reforzamos nuestros rasgos más positivos podemos lograr vidas más útiles y satisfactorias.

No sólo se ha comprobado que la felicidad mejora nuestra salud mental, sino que también aumenta nuestra salud física. Las investigaciones han demostrado que mejora nuestro sistema inmunológico, previene enfermedades crónicas, además de que es verdad que la gente más feliz, vive más.

Si estás segur@ de querer ser una persona más feliz, debes empezar por preguntarte qué pensamientos y acciones puedes cambiar para ser más feliz. Los investigadores han encontrado que algunos pensamientos, tales como el perdón, expresar gratitud, ser optimista, o hacer un recuento de las cosas buenas que pasan a nuestro alrededor, nos ayudan a enfocarnos en cosas positivas.

Hay otro tipo de decisiones que pueden jugar un papel muy importante en nuestra felicidad. Por ejemplo, si decides cambiar tus hábitos y convertirte en un persona más sana y activa, el proceso para lograrlo te traerá emociones positivas que te harán más feliz. Perder peso, estudiar algo diferente, o tener un nuevo hobby, también son excelentes opciones. No pierdas más tiempo. #YaDecídete, ¡la felicidad no espera!

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