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Todos hemos oído hablar sobre los riesgos potenciales que tienen las toxinas y los químicos en lo que comemos. Pero ¿realmente sabemos por qué debemos alejarnos de algunos alimentos? En este artículo te vamos a decir qué ingredientes debes evitar si quieres mantenerte san@ y en forma.

¿Qué son las toxinas?

Las toxinas son sustancias venenosas que se encuentran en nuestro cuerpo y también en nuestros alimentos y que pueden causar daño a nuestro organismo.

Las toxinas que aquí nos ocupan se denominan “toxinas externas”, aquellas que se añaden artificialmente a lo que comemos. Estas sustancias se encuentran prácticamente en TODO lo que utilizamos diariamente, desde tu shampoo hasta el agua que bebes.

Químicos en los alimentos que causan aumento de peso

Cada etapa del proceso para llevar comida tu mesa (producción, recolección, procesamiento, empaquetado, transporte, marketing, y consumo) utiliza una gran cantidad de químicos de todo tipo. El problema es que algunos de estos químicos se quedan en nuestra comida e incluso permanecen en nuestro cuerpo, dañando nuestra salud en general.

Estudios recientes han mostrado que los químicos presentes en nuestro alimento pueden afectar nuestro metabolismo y hacernos ganar libras de más. Según la Escuela de salud pública de la Universidad de Harvard, uno de los factores que más contribuye a la epidemia de obesidad es nuestra continua exposición a los obesógenos.

El término obesógeno se acuñó en 2006 para referirse a los químicos industriales y componentes no calóricos en nuestra comida que contribuyen a que ganemos peso. Por eso es muy importante que sepamos cuales ingredientes presentes en nuestros alimentos debemos evitar.

Aditivos químicos que debemos evitar

La mayoría de los químicos en la comida procesada de los Estados Unidos se crearon en el laboratorio para mejorar su tiempo de vida en anaquel, reducir el costo de su producción en masa, o hacer más atractiva su apariencia con colores.

La mala noticia es que la mayoría de esos químicos hacen más daño que bien, y por ello es importante que leamos con cuidado las Tablas de Información Nutricional (aquí te decimos cómo) y saber así qué alimentos merecen un lugar en nuestro carrito del súper.

Cuando compres tus alimentos, es muy importante que te cerciores de que NO CONTENGAN ninguno de los ingredientes de la siguiente lista:

  1. Grasas trans: Las grasas trans aumentan los niveles de colesterol “malo” (LDL) y de triglicéridos, y disminuye tu colesterol “bueno” (HDL). Además, aumenta el riesgo de trombos en la sangre y de ataques cardíacos. La mayoría de la comida “chatarra”, donas, pizzas, y barras de margarina las contienen.
  2. Grasa vegetal: La grasa vegetal o aceite parcialmente hidrogenado, taponea las arterias y es causa de sobrepreso y obesidad. También aumenta el riesgo de síndrome metabólico. Se encuentran en las galletas, pastas, snacks y palomitas de maíz. Es mejor elegir grasas monoinsaturadas, tales como aceite de oliva, cacahuate o canola, así como alimentos que contengan ácidos grasos insaturados o ácidos grasos Omega-3.
  3. Jarabe de maíz de alta fructosa (JMAF): Según investigadores de la Universidad Tufts, la mayoría de las calorías que consumen los norteamericanos provienen del JMAF, ya que lo encontramos prácticamente en TODO: sodas, cátsup, jugos embotellados, yogurts endulzados… todo lo sepa dulce. El JMAF aumenta los niveles de triglicéridos, estimula las hormonas que almacenan grasas, y nos hacen comer de más y así ganar peso.
  4. BHA (Butilhidroxianisol) & BHT (Butil hidroxitolueno): Estos conservadores han sido declarados carcinógenos por la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer. Se ha descubierto también que altera las hormonas y afecta la fertilidad masculina. Puede encontrárseles en las carnes procesadas, goma de mascar, mantequillas y margarinas, cereales y patatas congeladas.
  5. Hormona de crecimiento bovina recombinada (rBGH/rBST): Produce niveles altos de factor de crecimiento insulínico tipo 1 (IGF-1) en productos lácteos. Además, es un factor importante para el cáncer de mama, próstata y colon. Se encuentran en la leche y sus derivados como yogurts, helados, etc.
  6. Organismos genéticamente modificados (GMOs): Casi 70% de los alimentos procesados provienen de GMOs, que causan daño a los órganos, desórdenes gastrointestinales e inmunológicos, envejecimiento prematuro e infertilidad. Como básicamente ningún producto dice claramente estar hecho a base de GMOs, lo que debes buscar es que esté certificado como producto orgánico (USDA Organic), así sabrás que no es un GMO.
  7. Benzoato de sodio y Benzoato de Potasio: El benceno es un conocido cancerígeno ligado a problemas severos de la tiroides. Suele encontrarse en las sodas, jugos, mermeladas y jarabes. Cuando exponemos botellas de plástico a altas temperaturas, o cuando los conservadores se mezclan con ácido ascórbico (vitamina C contenida en cualquier cítrico), se producen niveles de benceno que pueden resultar muy peligrosos.
  8. Glutamato monosódico (GMS): Es el “potenciador de sabor” más común, así que es fácil hallarlo en botanas empaquetadas, sopas instantáneas y sustitutos de caldos de pollo, carne, etc. En grandes niveles, puede dañar severamente la química cerebral.
  9. Colorantes artificiales: Se adicionan a los suplementos alimenticios y a la comida para hacerlos más atractivos. Algunos colorantes artificiales provienen de alquitrán de hulla (usada en las pinturas exteriores y recubrimientos), un compuesto que se ha ligado a varios problemas de salud tal como el autismo, TDAH (trastorno por déficit de atención con hiperactividad) y cáncer.
  10. Edulcorantes artificiales: Muchos de nuestros edulcorantes, supuestamente dietéticos, nos hacen más daño que bien. Los estudios sugieren que los edulcorantes artificiales juegan con nuestro cerebro y hacen que olvidemos que lo dulce se traduce en calorías extras, por lo que comemos más dulces sin estar conscientes de que nos engordan.

Como podrás ver, la mayoría de los alimentos que compramos en el supermercado contienen uno o más de estos ingredientes. Sin embargo, aprender a comer inteligentemente es más fácil de lo que crees. Se trata sólo de estar conscientes de las porciones e ingredientes que nos ayudan a llevar un estilo de vida más sano, así que #YaDecídete.

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